Patrimonio recuperado: una alianza diplomática que da frutos

Más de 11,000 piezas arqueológicas repatriadas a México con apoyo de Estados Unidos

Por Ana Paula Morales
Ciudad de México, junio 2025

En un acto de diplomacia cultural que refuerza los lazos entre México y Estados Unidos, más de 11,000 piezas de valor arqueológico e histórico han sido repatriadas a territorio mexicano en los últimos años. Esta recuperación ha sido posible gracias a una estrecha colaboración entre el Instituto Nacional de Antropología e Historia (INAH) y la Embajada de Estados Unidos en México, quienes han unido esfuerzos para combatir el tráfico ilícito de bienes culturales.

Entre las piezas recuperadas destacan joyas invaluables como un manuscrito original de Hernán Cortés fechado en 1527, así como una impresionante escultura olmeca conocida como “El Monstruo de la Tierra”, una figura milenaria de más de una tonelada de peso, rescatada en Colorado y repatriada a Veracruz en 2023.

Este esfuerzo de protección patrimonial no solo ha tenido un impacto simbólico, sino también material y educativo: el Gobierno estadounidense, a través del Fondo del Embajador para la Preservación Cultural, ha destinado casi 2 millones de dólares desde 2002 para la restauración de sitios históricos mexicanos, como el Palacio de Escárzaga en Campeche, el conjunto arqueológico de Palenque, y la iglesia de San Bernardo en Oaxaca.

“La cultura es un puente entre naciones. Al protegerla, no solo preservamos el pasado: construimos el respeto y la colaboración mutua”, expresó la embajadora de EE. UU. en México en una reciente ceremonia en el Museo Nacional de Antropología.

Además, desde 2024 se han impulsado campañas educativas en escuelas, museos y redes sociales para sensibilizar sobre la importancia de respetar y proteger el patrimonio nacional, especialmente en contextos turísticos donde el mercado negro de antigüedades sigue activo.

Este tipo de colaboración diplomática es ejemplo del poder del diálogo intercultural y la cooperación bilateral, donde el patrimonio no es solo objeto de estudio, sino un símbolo vivo de identidad y dignidad para los pueblos.